Semillero de formación

El Semillero de Investigación del Teatro de la Memoria es un espacio de formación, creación e investigación sobre la pedagogía teatral, dirigido por Sofía Monsalve, actriz colombiana con trayectoria de 10 años en el Odin Teatret (Dinamarca), dirigido por Eugenio Barba y alumna directa de Iben Nagel Rassmussen.

El espacio nació en Febrero del 2016 con la convocatoria de un grupo de jóvenes estudiantes de teatro, circo, música y danza que querían acercarse a las técnicas de la Antropología Teatral y del teatro laboratorio y desarrollar, así, investigaciones sobre la pedagogía teatral. Desde ese entonces el laboratorio ha funcionado como un espacio de entrenamiento, creación, investigación, reflexión y descubrimiento, constante e intenso donde los alumnos han podido experimentar un proceso de incorporación profunda de algunas de las técnicas desarrolladas por Sofia Monsalve y el Odin Teatret.

SOBRE EL ENTRENAMIENTO

 

Con el tiempo la investigación ha incluido otro tipo de ejercicios, que los mismos integrantes iban proponiendo y que la maestra ha traído de sus investigaciones en Europa, China y Brasil.

De esta manera se trabajan los ejercicios con el fin de encontrar el núcleo fundamental de las practicas para el desarrollo de la presencia del performer.

El interés principal es darle a los alumnos/compañeros la posibilidad de desarrollar y codificar métodos y técnicas que respondan a sus necesidades creativas más profundas.

El entrenamiento físico y vocal es una herramienta de investigación permanente para el actor. La formación del cuerpo-mente, además de proporcionar los instrumentos técnicos necesarios para el arte escénico, se convierte en una búsqueda constante del actor sobre si mismo. A través del trabajo colectivo se desarrolla el arte de la “relación” física y ética del teatro.

Los principios del entrenamiento que nos sirven de guía son diversos ejercicios, creados por la maestra Rassmussen y el Puente de los Vientos, que desarrollan diferentes tipos y calidades de energía: la “danza del viento”, “el samurái”, las energía con resistencia, el “slow-motion” y los ejercicios “fuera de equilibrio” son algunos de ellos.

A través de éstos el actor aprende, en una primera fase, a incorporar un comportamiento extra-cotidiano de la escena y a estructurarlo en acciones que tienen un inicio, un desarrollo y un final; para luego comenzar a explorar las posibles transformaciones de la acción, siguiendo los principios de la antropología teatral.

Si bien el objetivo de este espacio no es la producción de un espectáculo teatral, consideramos que la creación es un proceso fundamental dentro de la formación del actor.

Es por eso que se han propuesto, desde los inicios del trabajo, temas a desarrollar, puntos de partida, improvisaciones y composiciones grupales con el fin de que cada estudiante desarrolle un proceso personal creativo.

En ocasiones hemos realizado estudios de “montaje” casi como creando un espectáculo, pero donde lo más importante es el desarrollo de la persona, el proceso y no el resultado.

En este espacio se plantea un pedagogía diferente de la aplicada en las academias teatrales y universidades, puesto que se basa en la relación directa entre el maestro y el discípulo. Inspirada en la manera como se transmiten las tradiciones ancestrales y populares y donde no hay división disciplinar ni aparato conceptual y donde el conocimiento se pasa a través de la práctica y la repetición.

Aquí el/la maestro/a se vuelve un punto de referencia para que el alumno desarrolle sus necesidades, en un dialogo constante entre la técnica y la organicidad. Consideramos que la transmisión del saber teatral es un proceso de “cuerpo a cuerpo” donde el alumno va inicialmente copiando y repitiendo, con el tiempo y la practica se interioriza la técnica, lo que le que le permitirá un manejo preciso de su cuerpo y de la energía escénica, se trata de un conocimiento tacito (como lo define E. Barba).

Durante ese proceso el actor comienza a crear su propio ritmo y a improvisar dentro de los ejercicios. Es así como el ejercicio sirve como estructura formal dentro de la cual puede fluir el contenido subjetivo e individual del actor. A medida que los alumnos han incorporado es conocimiento y se vuelve parte de su experiencia practica entonces la relación con el maestro pasa a ser más horizontal; el alumno propone y desarrolla bajo la mirada del maestro, quien sirve como propiciador y acompañante de los procesos personales del alumno.